A primera hora del sábado 9 de abril, nuestro querido profesor y guía Faeq Biria abandonó este mundo para ir a habitar a en la morada de los yoguis de todos los tiempos, con su queridísimo Maestro, Yogacharya Sri B.K.S. Iyengar, Guruji. La serenidad perfecta, la calma y dulzura con la que se ha marchado son de una gran inspiración e indican la profundidad espiritual que alcanzó en esta vida.
Faeq Biria ha sido un elemento fundamental en la difusión de la enseñanza de Guruji en el mundo, habiendo sido enviado por Él a enseñar y formar profesores a innumerables países, desde Japón hasta Brasil, desde Estados Unidos hasta Singapur, desde Israel hasta China, y dejando en todos ellos una huella imborrable.
En nuestro país, ha sido él quien ha dirigido la educación de la mayoría de los profesores de la Asociación, puesto que es él quien, siguiendo indicaciones de Guruji, concibió y dirigió todas las formaciones de profesores que impartieron Xavi Alongina, Jordi Martí y Patxi Lizardi. Así, la A.E.Y.I. está profundamente marcada por la huella de Faeq Biria.
Los que lo conocimos hemos recibido un enorme abanico de cualidades que quisiéramos resaltar: su entrega a la práctica del yoga, su claridad en la enseñanza, su generosidad en todas las facetas de la vida, el entusiasmo que era capaz de transmitir a todos sus alumnos, el amor que generaba en esa relación de enseñanza, su inagotable conocimiento del yoga y de todos los temas relacionados con la India, su pasión por los textos sagrados y las diversas tradiciones espirituales del planeta… Pero, sobre todas estas cualidades, y cubriéndolas todas sin ninguna fisura en su determinación, estaba su devoción al Maestro, su entrega a la persona de Guruji y a su obra. Esta devoción estaba en él entretejida con un amor sin límites hacia Guruji, amor que fue plenamente correspondido por el Maestro hacia Faeq. Era precioso ver a los dos compartiendo conversaciones alrededor de un café o un vaso de agua, a veces serios, a veces riéndose como niños.
Pero este faro, este referente de la enseñanza de Guruji en el mundo en los últimos treinta y cinco años, no se nos ha apagado en la madrugada del sábado 9. Si su presencia física en este mundo ha terminado, su luz permanecerá por siempre entre los practicantes de yoga del presente y del futuro, y su recuerdo y ejemplo brillarán por siempre en nuestros corazones. Si en el mundo fue feliz, donde está ahora está mejor. Nos lo imaginamos al lado de su querido Guruji en los alrededores de Vaikunta.
Agradecemos a su mujer Corine y a su hija Constance todo el cariño y los cuidados que le han prestado durante más de cuarenta años. Este soporte ha sido imprescindible y ha hecho posible su labor de difusión de la enseñanza de Guruji.